En la medicina antroposófica la Caléndula se emplea como planta medicinal para lesiones e inflamaciones de la piel y mucosas, por su capacidad para la regeneración y el desarrollo del tejido sano. Actúa ordenando, delimitando y estructurando el tejido lesionado y favoreciendo la formación del nuevo tejido.
Estas propiedades las debe a que posee aceites esenciales, flavonoides, saponinas, mucílagos, carotenoides, alcoholes triterpénicos y sustancias amargas como la calendina. Estos principios activos que le confieren a la caléndula las diversas propiedades terapéuticas: antiinflamatoria, antiséptica, cicatrizante, desintoxicante y fungicida.
La Caléndula posee una relación muy especial con el sol abriendo sus pétalos a los rayos de éste y cerrándose la flor por la noche. Además, como el girasol la flor por las mañanas mira al este girando durante la jornada hacia el oeste.
Weleda cultiva esta planta de manera biodinámica en campos propios o de agricultores asociados. Las flores se recogen por la mañana, después de haberse regenerado la planta durante toda la noche, a mano, garantizándose así la mejor calidad. Este proceso se lleva a cabo en verano y se puede repetir varias veces, dado que la planta es capaz de florecer repetidas veces. De manera inmediata se llevan al centro de producción con el fin de que se mantengan en todo en las condiciones óptimas para su uso y no se pierdan durante su proceso de manipulación ninguna de sus propiedades. Puede llegar hasta los 50 centímetros de alto y posee unas flores muy llamativas de color amarillo anaranjado que la han hecho ser muy empleada como planta ornamental. Aunque se desconoce su procedencia es una planta muy extendida por Europa y la región mediterránea.
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